Publicado el 12 septiembre, 2011 por bitacoradegalileo
Con una declinación similar a la más septentrional de las estrellas de la W de Casiopea (Epsilon Cassiopeiae), pero en versión austral, IC 2602, más conocida como Las Pléyades del Sur, es una fascinante visión que se nos niega, junto a otros notables componentes del cielo austral, como la deliciosa Cruz del Sur, la desbocada Eta Carinae con su brillante nebulosa o el increíble cúmulo globular Omega Centauri, a la mayor parte de los habitantes del Hemisferio Norte. En efecto, este notable cúmulo abierto resulta estar más próximo al Polo Sur celeste de lo que lo están las siete estrellas del asterismo de la Osa Mayor (El Carro, la Sartén, el Gran Cazo) de su equivalente boreal.
Su contemplación resulta imposible al norte del paralelo +25º, así es que hay que viajar al continente africano o al sur de la República de México para disfrutar de su atractivo. Una referencia bastante aproximada es el Trópico de Cáncer, que marca la divisoria entre las regiones de la Tierra en las que el cúmulo es visible y las que esto no es posible. Si usted reside al sur de esta línea imaginaria, tiene la oportunidad de disfrutarlo.
El cúmulo se sitúa en la extensa constelación austral de Carina (La Quilla), que es una de las cuatro en que fue disgregada la antigua gran constelación del Navío Argos, junto con Puppis (La Popa), Vela y Pyxis (la Brújula). La región es una de las más interesantes de todo el cielo, pues está infestada de interesantísimos objetos, entre los que destacan brillantes estrellas, cúmulos notables y extensas nebulosas. La presencia de la Vía Láctea, en su extremo más meridional, contribuye a aumentar aún más, si cabe, el interés de la zona.
En concreto, pertenecen a la constelación de Carina la segunda estrella más brillante de todo el cielo nocturno, Canopus (Alpha Carinae), y la más fascinante (en opinión de muchos) de cuantas nebulosas existen: Eta Carinae. También encontraremos aquí el asterismo de la Cruz del Diamante, cuyo vértice más septentrional es Theta Carinae, que es precisamente el miembro más destacado de IC 2602, las Pléyades del Sur, que por esto mismo también es conocido como Cúmulo de Theta Carinae. El vértice opuesto del Diamante está ocupado por la bellísima Miaplacidus (Beta Carinae), una subgigante blanca de primera magnitud cuyo nombre parece significar aguas tranquilas.
IC 2602 se localiza con bastante facilidad, a simple vista, al sur de la brillante nebulosa Eta Carinae, y entre la pequeña pero notable constelación de la Cruz del Sur, al este, y la denominada Falsa Cruz al oeste. Llegaremos así a una agrupación de estrellas con un brillo similar a las verdaderas Pléyades (M45), e incluso Theta Carinae es algo más brillante que Alcyone, el miembro más destacado de M45.
Su descubrimiento se lo debemos al abad francés Nicolas Louis de Lacaille quien, estudiando Theta Carinae (a la que llamó Theta Argus, pues aún Argus Navis no había sido disgregada) el 3 de marzo de 1.751 desde Ciudad del Cabo, escribió en su cuaderno: «…está rodeada de muchas estrellas de magnitudes 6, 7 y 8 como las Pléyades». Esta comparación, junto a la parecida disposición de sus principales estrellas, su brillo similar, aunque algo menor, es lo que motivó que se conozca como las Pléyades australes, o Pléyades del Sur.
Desde entonces, grande ha sido la controversia en cuanto a su distancia; pero las últimas mediciones realizadas por el satélite Hipparcos han puesto por fin de acuerdo a toda la comunidad científica: Nos separan de IC 2602 479 años-luz. Es decir, el cúmulo se sitúa 70 años-luz más lejos que Las Pléyades y 30 años-luz más allá que El Pesebre (M44). Como IC 2602 brilla un 30% menos que M45 y se halla un poco más distante, ambos cúmulos resultan tener una luminosidad real equivalente.
Las Pléyades del Sur están compuestas por unas 60 integrantes (aunque hay quien se va hasta las 150 componentes) jóvenes, en su mayoría estrellas muy calientes de color azulado de la secuencia principal, con una edad estimada en unos 30 millones de años, aunque hay que exceptuar a Theta Carinae, que parece mucho más joven (sólo unos pocos millones de años), lo cual supone un misterio, pues todas las estrellas del cúmulo deberían haberse formado al mismo tiempo. Se trata por tanto de una estrella rezagada azul, un tipo de astros que podrían haberse originado de la fusión entre otras dos estrellas, posiblemente las dos integrantes de una estrella doble.
La disposición de sus estrellas principales hace recordar la huella de un gato, donde las tres estrellas en arco situadas al este (izquierda) junto con la que encontramos más al norte (arriba), han sido comparadas con los cuatro dedos, mientras la planta de la pata estaría representada por la estrella más brillante (Theta), situada en el centro.
Una diferencia fundamental con respecto a las verdaderas Pléyades es la ausencia de nubosidad, como la que envuelve a todo M45, y particularmente a Mérope. En IC 2602 tal nubosidad no existe.
En una noche oscura, y en buenas condiciones de observación, podrán distinguirse en Las Pléyades del Sur, a semejanza de su homónima boreal, media docena de estrellas hasta la quinta magnitud, además de Theta Carinae, pues el cúmulo ofrece una magnitud integrada de +1.9 y ocupa en el cielo un arco de 50′ de grado, casi el doble que el diámetro de la Luna llena. En todo caso, podrá percibirse como una mancha nebulosa, y con ayuda de unos binoculares ya podrán verse hasta una docena de sus integrantes, dependiendo de la potencia del aparato. Un telescopio de 3 pulgadas ya mostrará decenas de estrellas, pero si se aplican demasiados aumentos se perderá la visión global del cúmulo, perdiéndose en parte su belleza. El cúmulo se observa completo con un telescopio reflector de 4.5″ a 22x.
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Saludos bitacoreros: las Pléyades son una de mis observaciones preferidas, las del sur son preciosas también. Gracias Galileo por hacerlas más cercanas, por favor sigue llevándonos de la mano y alumbrándonos cada trocito de cielo.
Amigo galileo, despues de ponerme al dia con mis oposiciones y dejando a un lado mi futuro laboral, he decidido mirar nuestra querida bitacora q la tenia un poco abandonada.
me ha gustado mucho el articulo, siempre es interesante aprender cosas nuevas aunque no la podamos ver desde aqui, pero tambien viendolo desde otro punto de vista, ya tendriamos una escusa para viajar al hemisferio sur, ¿q te parece?.jajja. cuando tengas el billete de avion me avisas, jajja, del alojamiento ya veremos donde nos quedamos.
muchos saludos y hasta nuestro proximo encuentro bitacoril
Hola Amigo Galileo.
Yo e tenido la suerte de ver las Pléyades en la sierra lejos de la contaminación lumínica, gracia a un buen amigo que nos cedió un telescopio, es fantástico ver un poquito mas cerca tal maravilla.
Como siempre agradecerle la atención que tienes con todos los que visitamos la bitácora…Besos y muy buena observación
..Nunca antes he visto las Pléyades, está demasado lejos…………..
ahora con esté artículo lleno de información y imagenes me quedo saticfecho de tener está gigante constelación tan brillante.
La primera imagen es tan bonita y merece estar en una colección junto a muchas más de estrellas. Un gran saludo..
1 | Néstor D. Díaz
12 septiembre, 2011 at 07:42
Excelente nota!
Felicitaciones, y muchas gracias.
Salu2!
bitacoradegalileo
17 septiembre, 2011 at 11:44
Muchas gracias, Néstor. Bienvenido a la bitácora, y espero que vuelva pronto por aquí. Saludos cordiales.