Posted by: bitacoradegalileo on: 16 junio, 2011
No aparecía por ningún sitio. A la hora convenida, la Luna parecía haber faltado a su palabra, y no ofrecía su faz enrojecida. Parecíase como si, realmente azorada, no se atreviera a mostrar su lado más íntimo, y se ocultara tras las brumas que, a esas horas, invadieron el horizonte del este. No sólo Lucía […]
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