Anotaciones de observación astronómica elemental

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El Cono, el Árbol de Navidad y la Piel de Zorro (NGC 2264)

Publicado el 3 enero, 2012 por bitacoradegalileo

Bajo la denominación genérica de NGC 2264 se conoce a una inmensa nube de gas y polvo interestelar donde se incluyen diversos objetos multiformes y variopintos, que no solamente coinciden en nuestra línea visual, sino que están relacionados físicamente, entre los que encontraremos a la conocida Nebulosa del Cono, al llamado Cúmulo del Árbol de Navidad y a la sorprendente Piel de Zorro, entre otras formaciones que, todas ellas, forman parte de un complejo aún mayor, denominado Asociación Molecular de Monoceros OB1.

Puede localizarse al norte del punto medio que une, de manera imaginaria, a las brillantes estrellas Betelgeuse (Alpha Orionis) y Procyon (Alpha Canis Minoris), muy cerca desde nuestra perspectiva de la famosa Nebulosa Roseta (NGC 2237), aunque ésta resulta hallarse mucho más lejos, prácticamente al doble de distancia de la que se encuentra NGC 2264. Ésta parece distar de nuestra posición unos 2.400 años-luz (aunque algunas estimaciones se van hasta los 2.700 años-luz), mientras que la Nebulosa Roseta se halla a más de 5.000 años-luz de nosotros.

El conjunto se sitúa en el norte de la Constelación de Monoceros (El Unicornio), que aunque está rodeada por otras constelaciones notables (Orión, Canis Major, Géminis, …), carece de estrellas brillantes, y da la impresión de que nada hallaremos en ella que merezca nuestra atención. Craso error, pues a la deliciosa Roseta podemos añadir a Beta Monocerotis (la triple más bonita de todas las que conozco), a la explosiva V838 o al notable cúmulo estelar M50, el único de los objetos incluidos en el Catálogo Messier presentes en esta constelación.

Fue William Herschel el descubridor de cúmulo y nebulosa. El Cúmulo del Árbol de Navidad lo avistó por vez primera el 18 de enero de 1784, catalogándolo como H VIII.5. Casi dos años más tarde, el 26 de diciembre de 1785 encontró a la Nebulosa del Cono, a la que clasificó como H V.27. Se comprende que esto ocurriera así, pues el cúmulo, con una magnitud visual de +3.9, brilla mucho más que el Cono, que es una nebulosa oscura, de absorción. Para entonces, el músico de Hannover ya se dedicaba profesionalmente a la Astronomía, después de haber sido nombrado por el rey Jorge de Inglaterra miembro de la Real Sociedad de Ciencias como premio por su descubrimiento de Urano, acaecido en 1781.

El sur de NGC 2264 está dominado por una nebulosa oscura de forma triangular que se llama Nebulosa del Cono y que ocupa en el cielo un arco de 10 minutos de extensión, correspondientes a un tamaño real de 7 años-luz. Es una nube muy densa de gas y polvo a bajas temperaturas que bloquea la radiación procedente de las estrellas que se sitúan detrás, o incluso en su interior, y no deja que su luz llegue hasta nosotros. El prototipo de este tipo de objetos lo tenemos en la Nebulosa Cabeza de Caballo, en la Constelación de Orión, que es de la misma naturaleza. Si se observa en el infrarrojo, en cambio (imagen de la derecha), sí se aprecia la radiación que emana, como nos han mostrado las fotografías efectuadas por el Telescopio Espacial Spitzer, con ayuda del IRAC (Infra-Red Array Camera o Conjunto de Cámaras infrarrojas).

En el extremo de la Nebulosa del Cono, en cambio, el Telescopio Espacial Hubble nos ha revelado la existencia de Glóbulos de Bok, unas nebulosas oscuras donde tiene lugar la formación de nuevas estrellas. Estos glóbulos, compuestos principalmente por hidrógeno, contienen sin embargo una mínima proporción de silicatos, que es el material necesario para la posterior formación de estructuras protoplanetarias.

El resto de NGC 2264 está dominado, en su mayor parte, por el color rojo emitido por el hidrógeno ionizado que compone el gas a altas temperaturas. Es decir, se trata de una región HII. Los astrónomos se refieren, con este nombre, a las zonas del cielo donde abundan los átomos de hidrógeno que han perdido su electrón y que, por eso, están cargados eléctricamente. Los electrones libres vuelven a recombinarse liberando la energía que les confiere ese color característico. Los astrónomos llaman H2 al hidrógeno molecular, HI al que está en estado neutro y HII al hidrógeno ionizado.

Esta actividad calienta el gas y hace que colapse, provocando la creación de nuevas estrellas, como el caso que nos ocupa, donde se ha originado un cúmulo en forma triangular, que hace recordar a un abeto, y que por eso recibe el nombre de Cúmulo del Árbol de Navidad. Hay que hacer notar que la disposición triangular de estas estrellas está invertida para los observadores del Hemisferio Norte, pues la punta del abeto está en las estrellas cercanas a la Nebulosa del Cono, mientras que en la base se encuentra la estrella más brillante del cúmulo, denominada S Monocerotis.

S Monocerotis (S Mon) es también catalogada como 15 Monocerotis (15 Mon), pues éste es su número de Flamsteed. El apelativo «S» se debe a que la componente principal es una estrella ligeramente variable. Se trata de una estrella múltiple, dominada por una azul muy caliente y luminosa, de cuarta magnitud y tipo espectral O7V, que está a una temperatura superficial en torno a los 37.000 grados Kelvin. Es una estrella muy joven como el resto del cúmulo, cuya edad se ha cifrado entre 1 y 10 millones de años. También es muy masiva, así es que explotará en supernova habiendo experimentado una vida muy corta. Su compañera principal es también azulada, de tipo espectral O9.5V, y parece haber otras dos componentes del sistema, de color blanco-azulado.

El conjunto es el principal responsable de la nebulosa de color azul que se sitúa en sus proximidades, y que recibe el nombre de Sharpless 273. Es esta estructura una masa polvorienta y gaseosa que refleja la luz de las estrellas cercanas, principalmente de S Mon. Es por ello una nebulosa de reflexión. El prototipo de este tipo de objetos es la nebulosa que rodea a Mérope, en Las Pléyades.

Por último, la rápida evolución de las jóvenes estrellas del cúmulo han creado una zona de turbulencias, cuyo color y aparente textura la han hecho acreedora al nombre de Nebulosa Piel de Zorro. Esta «bestia interestelar» (así ha sido calificada) está formada por el polvo cósmico y el gas que interactúan con las emisiones de las estrellas cercanas y con los vientos estelares producidos por éstas, que también expulsan gas caliente que colisiona con el de la nebulosa produciéndose esas turbulencias.

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