Publicado el 27 noviembre, 2011 por bitacoradegalileo
Un mundo anaranjado lleno de misterios, un fascinante astro del que aún esperamos múltiples respuestas, una sorpresa cada vez que ahondamos en nuestros conocimientos sobre él, el único satélite con una atmósfera ostensible, un increíble depósito de hidrocarburos en forma de lagos y océanos, nubes de metano que forman lluvias tormentosas, volcanes que expulsan hielo en vez de lava, todo eso y mucho más es Titán, la luna más grande de Saturno, y la segunda de mayor tamaño de todo el Sistema Solar, sólo superado por Ganímedes, el satélite galileano del gran Júpiter.
Titán es el primer satélite descubierto, después de los cuatro satélites de Júpiter avistados por Galileo en 1.610. El genio de Pisa también había anotado una estructura alrededor de Saturno, pero no había sabido interpretarla, suponiendo que se trataba de dos grandes lunas, entre otras posibilidades («he descubierto un planeta con orejas»). Fue el astrónomo neerlandés Christiaan Huygens quien explicó que se trataba de un anillo alrededor del planeta, y el mismo día, el 25 de marzo de 1.655, pudo descubrir a Titán, un punto brillante que orbita a su alrededor, y que observó con su nuevo telescopio, un refractor de 50 aumentos que él mismo había construido.
Huygens bautizó al nuevo astro, simplemente, como Luna Saturni (la luna de Saturno). Pero cuando el genovés Giovanni Domenico Cassini descubrió, unos 30 años después, a otras cuatro lunas de Saturno (Tetis, Dione, Rea y Jápeto), a las que seguirían otras, la denominación del científico de La Haya perdió todo su sentido, y se recurrió a la tradición instituida por Galileo de numerarlos según su proximidad al planeta al que orbitaban. Así, el satélite de Huygens recibió la denominación de Saturno VI. Fue John Herschel (hijo de William, el descubridor de Urano) quien propuso los nombres de los titanes para designar a los satélites de Saturno, que es la nomenclatura aceptada hoy en día. Así surgió el nombre de Titán para este astro. Nuestra amiga Z3nna utiliza este nombre como segundo nick en los comentarios que escribe en la bitácora: Z3nnaTitán.
Son innumerables los objetos que orbitan a Saturno, pero no todos ellos han alcanzado la categoría de satélite, que se reducen a 62 en la actualidad, y sólo 7 de ellos tienen el tamaño suficiente como para presentar una forma esférica, siendo Titán el sexto entre ellos (sólo Jápeto está más alejado). Titán completa una órbita cada 15 días 22 horas y 40 minutos terrestres aproximadamente (exactamente 15.94542 días) y en ese tiempo, como es natural, nos ofrece distintas separaciones angulares del planeta, que permitirán o no su observación. En la posición más favorable para nosotros, se separa de Saturno algo más de 1.2 millones de kilómetros, unas 20 veces el diámetro del planeta.
Actualmente (finales de noviembre de 2011), acompañando a Saturno, transita por la Constelación de Virgo, muy cerca en nuestra línea visual de la brillante estrella Spica (Alpha Virginis), y puede verse en la madrugada, antes del amanecer. La magnitud visual oscila entre +7.9 y +8.7, que es un brillo más que suficiente para poder verlo con telescopios pequeños, e incluso con binoculares. Curiosamente, el satélite desarrolla una órbita sincrónica, al igual que nuestra Luna, lo que quiere decir que tarda el mismo tiempo en rotar sobre sí mismo que en dar una vuelta completa alrededor del planeta, por lo que siempre presenta la misma cara a Saturno, al igual que hace la Luna con la Tierra.
El diámetro de Titán es de 5.150 kilómetros, un 48% mayor que el tamaño de nuestra Luna (3.476 km), aunque menos de la mitad del de la Tierra, que tiene 12.756,8 km. Pero no es mucho menor que Marte, que mide 6.494 km de diámetro (sólo un 26% más).
Aunque es superado en tamaño por Ganímedes, como ya he apuntado arriba, supera a todos los demás satélites del Sistema Solar, y también es mayor que Mercurio, Plutón y que la totalidad de los planetas enanos y de los objetos transneptunianos (TNO). Es, por tanto, el noveno astro más grande entre todos los que orbitan al Sol (Tierra = 5º; Luna = 13º).
Titán es muy poco denso (menos de 1.9 gr/cm3), lo cual sugiere que su interior está compuesto por materiales rocosos y por hielo, al 50%, y no hay un núcleo metálico como sí existe en otros astros del Sistema Solar (Ganímedes). Antes de la llegada de la sonda Cassini-Huygens a la región, en 2004, se pensaba que podría haber un núcleo central compuesto por silicatos, de unos 3.400 kilómetros de diámetro, pero parece ser que en realidad Titán es una mezcla de estos materiales con el hielo desde el centro del satélite hasta una profundidad de 500 kilómetros, sin formar distintas capas diferenciadas. Desde ahí, y hasta la superficie, sólo hay hielo, aunque podría existir un océano subterráneo, a unos 100 kilómetros de profundidad, compuesto por agua y amoníaco, y otro integrado por hidrocarburos.
Cuando iniciamos el estudio del exterior empiezan las sorpresas: Titán es el único satélite que tiene una atmósfera significativa. En 1.908, el astrónomo barcelonés Josep Comas i Solà, cuando analizaba la luminosidad del astro, anotó un oscurecimiento en el limbo que sólo podía ser debido a la presencia de una capa gaseosa alrededor de él. Este descubrimiento fue confirmado cuando, en 1.944, Kuiper analizó el espectro de esta luz y encontró metano entre sus componentes.
Este compuesto, junto con una alta concentración de nitrógeno, confiere a Titán una coloración amarillo-anaranjada que impide distinguir detalles de la superficie, a no ser que se disponga de instrumentos apropiados para ello, como cámaras infrarrojas. Esto fue lo que le ocurrió a la sonda Voyager 1 que, tras sobrevolar el satélite en 1.980, tuvo que activar un plan alternativo, y dirigirse hacia Urano y Neptuno, renunciando al estudio de las características de la superficie de Titán.
Sorprendentemente, la concentración de nitrógeno en esta capa gaseosa es muy similar a la que tiene la nuestra: 95%. Esta circunstancia ha hecho pensar que la atmósfera primigenia de la Tierra podría parecerse mucho a la que hoy presenta Titán, aunque el paisaje de éste último es mucho más oscuro, pues la atmósfera es bastante más densa que la nuestra (1.5 bares de presión, un 50% más que en la Tierra), lo cual le hace ofrecer un aspecto muy parecido a nuestro crepúsculo, porque los rayos del Sol tienen más dificultades para atravesarla.
Otros componentes de la atmósfera son el etano, el propano, el ácido clorhídrico, el dióxido de carbono y el agua. Compuestos orgánicos que podrían reproducir las condiciones que había en la Tierra poco después de formarse. El ambiente es muy denso, mucho más que el que podemos encontrar en medio de una gran ciudad muy contaminada, a temperaturas en torno a los -179 ºC.
Titán, junto a la Tierra, son los únicos lugares conocidos donde se registran lluvias. El metano se condensa y forma nubes que precipitan sobre la superficie, y se comporta de forma similar a como lo hace el agua en nuestro planeta, así es que en Titán podemos hablar de un ciclo del metano, lo mismo que en la Tierra conocemos el ciclo del agua. La misión Cassini-Huygens ha revelado que existen océanos de metano y etano mezclados en la superficie del satélite que se evaporan y forman esas nubes. La fotolisis causada por la radiación ultravioleta del Sol disociará estas moléculas y originará en la atmósfera los otros componentes citados. El metano forma, junto a otros compuestos minoritarios, lo que llamamos gas natural, y en contacto con el aire origina el temido grisú, responsable de tantos desastres entre nuestros mineros.
La misión Cassini ha fotografiado a Titán en color verdadero (izquierda), en infrarrojo (centro) y en falso color combinando distintas longitudes de onda (derecha).
Gracias a esta expedición disponemos de mapas de la superficie de Titán, y se han podido distinguir distintas formaciones en ella, como océanos, lagos, continentes, dunas, cráteres de impacto, criovulcanismo (volcanes de hielo), cauces fluviales, montañas, …
La región de Xanadú, que es la zona más brillante cerca del ecuador, aunque en el hemisferio sur del satélite, es un verdadero continente y tiene caracteres morfológicos similares a los continentes terrestres, con colinas, montañas, dunas y diversos accidentes. Su altitud es superior a la circundante. Al noroeste de Xanadú se extiende una enorme llanura que quizás sea el fondo de un océano de etano y metano, ahora seco. A esta región oscura se le llama Shangri-la.
Las lluvias de metano y etano se concentran en numerosos lagos y mares, sobre todo en las regiones polares, donde las temperaturas son aún más bajas, dada la volatilidad de ambos compuestos. Titán tiene su eje de rotación inclinado, al igual que la Tierra, y por eso también presenta estaciones, así es que la abundancia de estos lagos se alterna entre ambos polos, siendo más abundantes en el invierno titaniano.
Estos lagos forman verdaderos e ingentes depósitos de hidrocarburos, que constituyen una reserva superior a las existencias en la Tierra. Además, unas dunas en el ecuador acumulan enormes cantidades de carbón. Por eso, muchos proyectos rondan por la mente de propios y extraños para su explotación futura, aunque parece que cuando esto sea posible, el desarrollo de las energías alternativas habrá hecho totalmente innecesarios a los hidrocarburos.
La sonda Cassini-Huygens también nos ha mostrado a Soltra Facula, una estructura de 1000 metros de altura y otros 1500 de profundidad, que probablemente es un volcán que arroja hielo y gas metano, además de agua, esto es, lo que se conoce como un criovolcán (volcán de hielo). El criovulcanismo de Titán contribuye al enriquecimiento en metano de su atmósfera.
En fin, un mundo a casi 200 grados bajo cero de temperatura, y lleno de compuestos explosivos, pero orgánicos al fin y al cabo, que podrían originar, en cualquier momento, la formación de los aminoácidos que constituyen la base de la vida. De ahí a la síntesis de proteínas, sólo un paso. De una forma muy parecida empezó todo en la Tierra… ¿por qué no también en Titán?.
Los Titanes son los hermanos y hermanas de Cronos (nombre que daban los griegos a Saturno), hijos de Urano (El Cielo) y Gea (La Tierra). A ellas se les llama Titánides. Liderados por Cronos, se rebelaron contra Urano, su padre, a quien depusieron y decapitaron, asumiendo ellos desde entonces el gobierno del mundo.
Cronos desposó a Rea, una de las Titánides, hermana suya, e iba devorando a todos los hijos que iban teniendo, para evitar que se cumpliera la profecía, que vaticinaba que sería destronado por uno de sus hijos. Pero Rea escondió a Zeus (Júpiter), uno de ellos, quien se rebeló a su vez contra su padre, desposeyéndolo del trono, y asumiendo desde entonces, junto a los doce Dioses del Olimpo, el gobierno del Universo. Cronos y la mayoría de sus hermanos, los Titanes y las Titánides, fueron encerrados en el Tártaro, el inframundo de torturas y sufrimiento eternos.
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