Anotaciones de observación astronómica elemental

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M8, la Nebulosa de la Laguna

Publicado el 2 octubre, 2011 por bitacoradegalileo

Toda una vida, como en aquella antigua canción. Ése es el tiempo que tardaríamos en cruzar la Nebulosa de la Laguna, de punta a punta, aún viajando a la velocidad de la luz, y seguramente la mayor parte de nosotros no llegaríamos a completar la travesía. La mayoría de los investigadores coinciden en atribuir a este brillante y sugestivo objeto un diámetro superior a los 100 años-luz, así es que un fotón de luz tarda un mínimo de un siglo en atravesarla.

Sin duda, se trata de la laguna con aguas más turbulentas y tormentosas que imaginarse pueda. Violentos torbellinos, oleadas de vientos estelares, colosales huracanes y una intensa actividad creadora de nuevas estrellas se citan en esta atractiva región, situada a una distancia todavía incierta, entre 4.100 y 5.200 años-luz.

Esta colorida nebulosa figura en el Catálogo Messier como M8 y puede localizarse sin dificultad en dirección a la Constelación de Sagitario. Si los cielos son bien oscuros, se observa incluso a ojo desnudo, dados su brillo y extensión, equivalente a tres veces el tamaño de la Luna llena. Es generalizada la opinión de que fue Guillaume Le Gentil el que primero reconoció a La Laguna como un objeto no estelar, en 1.747, pero este concepto debería ser revisado, pues parece que ya Gian Battista Hodierna pudo haberla visto con anterioridad a 1.654, y John Flamsteed la incluyó como nebulosa en su Atlas Coelestis de 1.729.

La Constelación de Sagitario (El Arquero), a la que pertenece M8, es apasionante. No en vano, en ella encontramos al mismísimo centro de la Vía Láctea, que la cruza desde el suroeste en dirección nordeste, y el número de nebulosas y cúmulos presentes en la región es mayor que en ningún otro lugar del cielo. El conocido asterismo de la Tetera facilita enormemente su identificación, al este de la también más que notable Constelación de Escorpio (El Escorpión).

Precisamente en el pico de la Tetera (o en la punta de la flecha del arquero) es donde encontraremos la mejor referencia para ubicar a la Nebulosa de la Laguna. Esta estrella, llamada Nash o Al Nasl (Gamma Sagittarii) nos servirá de punto de partida, pues sólo 7º al norte de ella localizaremos a nuestro objeto.

Distinguiremos entonces (si nos alejamos suficientemente de la ciudad) una pequeña mancha nubosa, que se mostrará alargada de este a oeste cuando nos ayudemos de binoculares., que también nos enseñarán las estrellas que la circundan, entre ellas las pertenecientes al joven cúmulo NGC 6530. Para ver las variaciones en la luminosidad de la nebulosa usaremos telescopios a partir de 120 mm de abertura. Con 8 pulgadas ya podremos ver un gran número de detalles.

En esencia, la Nebulosa de la Laguna es una región HII. Quiere esto decir que en estos momentos en ella tiene lugar una intensa actividad de formación estelar. Los astrónomos llaman H2 al hidrógeno molecular, HI al que se encuentra libre y en estado neutro, y por fin HII al hidrógeno ionizado, en este caso por efecto de los potentes vientos procedentes de las calientes estrellas que acaban de formarse.

Muchas de estas estrellas se incrustan en las puntas de las nubes brillantes y despiden potentes chorros de energía que calientan el polvo circundante. Son estrellas grandes y calientes, responsables de las formas que muestra la nebulosa, cada día más conocidas.

Una de estas estructuras se observa en el centro de la nebulosa, y es conocida como Nebulosa Reloj de Arena (fotografía precedente, en la esquina superior izquierda), según la bautizó John Herschel (hijo de William Herschel, el descubridor de Urano). No debe ser confundida con la nebulosa planetaria homónima de la Constelación de la Mosca. La cercana estrella Herschel 36 (el color rojo es sólo un efecto óptico causado por el gas que la rodea; la estrella es azul), tremendamente brillante, es reponsable de la luminosidad que muestra la región, donde también aparecen dos enormes embudos de polvo oscuro, dos verdaderos tornados de más de un año-luz de tamaño cada uno, que dejan en pañales a los que se forman en la atmósfera terrestre. Estos tornados fueron descubiertos por el Telescopio Espacial Hubble.

El Hubble también nos ha mostrado las formas ondulantes que se originan a consecuencia de los fortísimos vientos estelares de las nuevas estrellas, que tienen un efecto multiplicador al toparse con las masas del gas frío de las proximidades, iluminándolo y calentándolo hasta provocar su colapso.

NGC 6530 es el cúmulo asociado a M8, la Nebulosa de la Laguna. Tremendamente joven, de sólo unos dos millones de años, está formado por un centenar de estrellas azules, calientes, y engendrado por la misma masa de gas que conforma la nebulosa, que ya ha colapsado sobre sí mismo. Su estrella más notable es de tipo espectral O9 y magnitud visual 6.9.

Cuando preste su atención a esta fabulosa región del cielo, no olvide visitar a la vecina M20, la Nebulosa Trífida, ni tampoco se sorprenda si por el vecindario encuentra a algún planeta (Marte en la fotografía), o incluso a la Luna, pues se localiza muy cerca de la eclíptica (M8, a menos de un grado).

Naturalmente, hablar de M8, la Nebulosa de la Laguna, es empezar y nunca acabar, pues las luchas entre las distintas fuerzas que ejercen en su seno todos sus componentes son el origen de múltiples formaciones de un altísimo interés astrofísico y de indudable belleza. Ésta ha sido sólo una pequeña y modesta aproximación que he querido traerles a ustedes, y el aficionado más exigente podrá ahondar todo cuanto desee en sus investigaciones. Le aseguro que no quedará decepcionado.

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