Anotaciones de observación astronómica elemental

Siempre te recordaremos

 

Mercurio, el escurridizo

Publicado el 17 febrero, 2011 por bitacoradegalileo

Entre los aficionados a la observación astronómica es usual comentar el carácter esquivo y huidizo del más pequeño de los planetas del Sistema Solar: Mercurio. A pesar de que en ocasiones llegue a superar en brillo incluso a Sirio, su cercanía al Sol es una circunstancia que dificulta enormemente su avistamiento. Efectivamente, se trata del primer planeta en orden de cercanía al que nosotros denominamos «astro rey», situándose a sólo un tercio de la distancia que separa a la Tierra de la estrella, así es que casi siempre lo vemos demasiado cerca de ésta, que deslumbra con su brillo e impide la observación del planeta.

Así es que para poder ver a Mercurio, habremos de esperar a que éste adquiera una separación angular con el Sol suficiente desde nuestra perspectiva. Este ángulo recibe el nombre de elongación, y en el caso mercuriano nunca supera el valor de 28º45′, así es que sólo se dejará ver durante el crepúsculo matutino cuando la elongación sea por el oeste, y en el vespertino en el caso de elongación este. Ocurre esto un total de media docena de veces cada año, durante unas tres semanas, y en cada una de ellas el planeta aparece muy bajo sobre el horizonte del oeste, hasta poco más de una hora después de la puesta del Sol, o en el este desde una hora antes del amanecer, así es que hay que andar listos para verlo. De ahí su apelativo de «el escurridizo» o «el huidizo». Cuando se consiga avistar, el planeta ofrecerá una luz blanca y pálida, visible a ojo desnudo, aunque los binoculares ayudarán a su localización.

Al telescopio aparecerá con un tamaño y un brillo variable, dependiendo de su distancia y su posición con respecto a la Tierra. Sus dimensiones aparentes oscilan entre 5» y 13» de arco, y su magnitud entre -2.00 y +5.00. Se podrá distinguir su color grisáceo, como una diminuta Luna, aunque las turbulencias atmosféricas serán elevadas, al estar tan cerca del horizonte. No se podrá vislumbrar ninguno de los rasgos en la superficie del planeta. Como nuestro satélite y al igual que Venus, presenta fases pero será dificultoso distinguirlas, debido al pequeño tamaño aparente de su disco. En conjunción superior (más alejado que el Sol) tiene la fase de «llena» y en conjunción inferior, cuando se sitúa entre el Sol y nosotros, adopta la fase «nueva». En situación de elongación máxima, es cuando está en cuartos creciente o menguante. Ésta será la visibilidad de Mercurio para el año 2.011:

Las medidas de seguridad impiden que el Telescopio Espacial Hubble pueda fotografiar al planeta, debido a la proximidad del Sol, así es que las fuentes de conocimientos que tenemos son las de las sondas Mariner 10, que cartografió un 45% de la superficie del planeta entre 1.974 y 1.975, y MESSENGER, acrónimo de MErcury Surface, Space ENvironment, GEochemistry and Ranging (Superficie, Ambiente Espacial, Geoquímica y Medición de Mercurio), lanzada en el mes de agosto de 2.004 (en la fotografía, el momento del lanzamiento) y que en una primera aproximación en el mes de enero de 2.008 continuó con la confección del mapa de la superficie de Mercurio con otro 30%. A partir del próximo mes (en concreto, el 18 de marzo de 2.011) MESSENGER volverá a sus trabajos cartográficos en Mercurio. La misión estará un año (terrestre) en órbita alrededor del planeta con la misión de terminar el mapa de su superficie, entre otros objetivos referentes a la magnetosfera y composición química de los gases que se manifiestan en las proximidades de algunos cráteres.

Mercurio, que no posee ningún satélite natural, no sólo es superado en tamaño por todos los demás planetas del Sistema Solar (excepción hecha de Plutón, que fue excluido de esta categoría en el año 2.006), sino que también es menor que Ganímedes (la principal luna de Júpiter) y que Titán (la mayor de Saturno), y además Calisto (otra de las lunas galileanas de Júpiter) tiene casi el mismo tamaño.

Dieciocho veces menos masivo que la Tierra, Mercurio es demasiado pequeño para retener una atmósfera; esta circunstancia, unido a la cercanía del Sol, provoca que la superficie del planeta soporte un clima extremo. Durante el día, la región ecuatorial alcanza un máximo de 427 ºC, pero este calor se disipa hacia el espacio durante la noche, de manera que al amanecer la temperatura ha descendido hasta -173 ºC. Esta diferencia de temperaturas es la mayor entre todos los planetas.

El diámetro de Mercurio es 1.4 veces el de la Luna, y sin embargo su densidad es 1.7 veces mayor. Esto se debe a que existe un núcleo bastante grande en su interior, compuesto por hierro y níquel, y que podría suponer hasta el 60 % de su masa y se extiende hasta un 75 % de su radio. El núcleo está envuelto por un manto de silicatos, de 700 kilómetros de espesor y por fin una corteza de otros 100 km.

La ausencia de una atmósfera que refleje la luz solar provoca que el cielo se vea siempre oscuro para un hipotético observador situado sobre la superficie de Mercurio. También ha facilitado la colisión de numerosos meteoros, a semejanza de la Luna, que han provocado numerosos cráteres de impacto de diversa consideración, desde el mínimo detectable de 1 km de diámetro hasta la inmensa Cuenca Caloris, de 1.340 km, en la fotografía de la izquierda (pulse sobre ella para obtener una imagen ampliada). Cuencas inundadas de lava, igual que en la Luna, son acompañadas de numerosas crestas y tierras altas, aunque en ningún lugar presenta la concentración de cráteres que encontramos en el Polo Sur selenita. Este dato nos induce a pensar que la superficie mercuriana es más joven que la de nuestro satélite, a pesar de que la mayor densidad del planeta haya atraído a un mayor número de colisiones, pero la proliferación de sistemas radiales muy notables, a semejanza de Tycho y Copérnico en la Luna, poco erosionados por el viento solar a pesar de su proximidad, corrobora esta impresión. Además, numerosas líneas escarpadas se extienden a lo largo de miles de kilómetros, probablemente originadas cuando el manto y la corteza formaron fallas como efecto del enfriamiento al fusionarse, como ocurre en Rima Discovery, un desnivel de casi 2.000 metros que mide unos 350 kilómetros de un extremo a otro (otras fuentes van hasta más de 600 km). Este accidente evoca de forma inevitable a lo que pudo ocurrir con Rupes Recta, la Espada de la Luna.

Desde luego, es fácil para cualquier observador no experimentado confundir imágenes de la superficie de Mercurio, creyendo que pertenecen a la Luna y viceversa.

Elementos orbitales

Un año mercuriano, esto es, el tiempo que tarda el planeta en completar una vuelta alrededor del Sol, equivale a 88 días terrestres. Pero como Mercurio tarda en dar una vuelta sobre sí mismo nada menos que el equivalente a 58.7 días terrestres, se da la circunstancia de que la duración de dos años es la misma que la de tres días, y ése es el tiempo que hay que esperar en la superficie de este astro para ver al Sol en el mismo sitio y a la misma hora (como en la copla). Además, Mercurio presenta la órbita más excéntrica de todos los planetas: El 0.20, oscilando su distancia al Sol entre 0.3 Unidades Astronómicas en el perihelio y 0.47 en el afelio.

Una Unidad Astronómica es igual a la distancia media entre la Tierra y el Sol, unos 150 millones de kilómetros. Se llama perihelio al momento de mayor acercamiento al Sol y afelio a la mayor distancia.

Vida social

Desde el lugar donde nosotros observamos, Mercurio mantiene una aparente pero intensa vida social con otros astros, como son el Sol, la Luna y el resto de los planetas del Sistema Solar.

Aunque con poca frecuencia, el planeta cruza en tránsito por el disco solar. En esas ocasiones, se puede observar como un disco diminuto que paulatinamente se va desplazando de un extremo a otro del Sol.

Naturalmente, la imagen de arriba es una composición, pues el disco del planeta se observa diminuto, y además completamente negro, pues nos muestra la cara nocturna (el pequeño punto en la parte inferior central de la fotografía de la derecha).

En otras ocasiones, Mercurio se alinea desde nuestra perspectiva muy cerca del mismo lugar donde observamos a otros planetas del Sistema Solar. Son frecuentes las conjunciones con Venus, sobre todo, pero también con el resto de los planetas, o con la Luna recién nacida, como en la preciosa fotografía de arriba, en el cielo sobre la ciudad de Mónaco.

Por último, observen la siguiente fotografía:

En la parte inferior izquierda de la imagen aparecen la Tierra y la Luna. Están fotografiadas por la sonda MESSENGER, desde una posición similar a la perspectiva que se tiene desde Mercurio, así es que esa es la visión que tendrían los hipotéticos mercurianos de nuestro planeta y su satélite.

Mitología

Desde la civilización sumeria, que ya en el tercer milenio antes de nuestra era adoraron a Mercurio bajo diversas nominaciones, el planeta ha sido objeto de deificación por diversas culturas. Los egipcios lo equipararon a Toth, el dios del conocimiento, pero los griegos, en un principio, pensaron que se trataba de dos astros distintos según apareciera en el crepúsculo matutino por el oeste, o en el vespertino por el este, como habían supuesto también con Venus. En el primer caso, lo llamaron Apolo, dios de la poesía y de la música, y en segundo fue identificado con Hermes, el mensajero de los dioses. Fue este último dios el que prevaleció cuando se dieron cuenta, hacia el 350 a.C., que se trataba de un solo astro. Hermes fue interpretado por la mitología romana como Mercurio, que es de donde nosotros heredamos el nombre. Para estos, Mercurio era el dios del comercio y de los mercaderes, y la rapidez con la que completa su órbita alrededor del Sol le hizo acreedor al título de Mensajero de Júpiter. Además, Mercurio fue equiparado con Buda por los hindúes y con Odin, el dios supremo de la religión nórdica.

Volver al principio del artículo.

Volver al principio de la bitácora.

Ir al Índice Temático.

Hay 15 respuestas para "Mercurio, el escurridizo"

Hola:
Grande articulo, esta claro que no soy experimentado, pues me resulta muy fácil confundir la superficie de Mercurio con la de Selene. Hay dos cosas que no comprendí muy bién: la duración del año sidereo de Mercurio que pone como que hay que esperar tres ciclos para que se repita, no lo capto y luego hay otro tema que Ud. no menciona pero que es recurrente: hay momentos en que en la superficie de Mercurio se observan dos amaneceres, que tampoco logro descifrar, estoy convencido que me sacara de dudas, se lo agrdezco de antemano.
Un abrazo.

Vayamos por partes:
La llamada resonancia orbital se reduce a que durante un año mercuriano, el planeta sólo completa una rotación y media sobre sí mismo, esto es, 1 año = 1.5 días. Esto supone que si el año pasado (hace 88 días terrestres) un observador tenía al Sol en el cénit desde su posición en un punto de la superficie de Mercurio, ahora será medianoche para él, precisamente por ese desfase de medio día entre el día y el año mercuriano. Cuando pase otro año más, el Sol volverá al cénit, o sea, 2 años = 3 días.
Ahora intentaré explicar el doble amanecer, aunque no va a ser fácil. Va por usted:
Durante la mayor parte de su traslación, Mercurio orbita a una velocidad (angular) más lenta que la velocidad de rotación, como resulta usual en la Tierra, por ejemplo. Pero cuando se acerca al perihelio, sufre una aceleración obedeciendo a los enunciados de Kepler, de manera que cuatro días (terrestres) antes de su máximo acercamiento la velocidad orbital ya ha igualado a la de rotación, lo que hace que el Sol permanezca estacionario para el observador mercuriano. Luego, esta velocidad aumenta aún más, y alcanza su máximo en el perihelio, dejando al Sol atrás, de manera que éste volverá por donde había venido, hasta que cuatro días después Mercurio vuelve a recuperar su velocidad anterior, y el Sol puede reanudar su camino sin más alteraciones… hasta el próximo perihelio.
Soy consciente de la dificultad, por inusual, de imaginar este fenómeno, pero ojalá esta explicación resulte suficiente. Si no es así, no dude en insistir.
Un fuerte abrazo, cielos despejados y feliz observación.

Hola.
que buen articulo sobre el planeta mercurio. me impresionó como en mercurio suponiendo que estuvieramos ahi se vería el cielo negro. sería muy triste para los que nos encanta ver el cielo azul de nuestro planeta tierra estar en mercurio y ver todo negro.
una de las ultimas fotos me encantó, como nos verían si hubiera habitantes en mercurio a nosotros y a nuestra luna. esa imagen está muy interesante.
el MESSENGER es una nave? o un satelite?
disculpe, podría poner una fecha de este año 2011 algun día en el que mercurio será visible desde México?? me encantaría poder ver a este planeta escurridizo, para asi poder atraparlo con una foto. gracias.
saludos.

El color azul de nuestro cielo se debe a la acción conjunta de la luz solar y la atmósfera; si falta uno de estos dos elementos, el cielo será negro. Es lo que ocurre en la Tierra, cuando no llega la luz del Sol por la noche, o en Mercurio y la Luna, que no hay atmósfera.
MESSENGER es una sonda, es decir, una nave espacial no tripulada, pero ahora entrará en la órbita de Mercurio, y su comportamiento será el mismo que el de cualquiera de los satélites artificiales que orbitan a nuestro planeta.
Pronto tendrá ocasión de hacer esa fotografía. Concretamente, durante la segunda quincena de marzo y la primera semana de abril, Mercurio será visible desde México poco después de la puesta de Sol, en el anochecer sobre el horizonte del oeste.
Sirius, muchas gracias, y un afectuoso saludo.

Ok, muchas gracias.
entonces en marzo podré ver a este escurridizo planeta y «atraparlo con una foto»
ya entendí mejor sobre MESSENGER, cuando llegue a la orbita de mercurio se parecerá a nuestros satelites de la tierra.
muchas gracias por la informacion, le seguiré visitando su interesante blog. un afectuso saludo.

Querido Galileo,lo unico q conocia de mercurio era lo q te enseñaban en el colegio, es decir q era el planeta mas cercano al sol y el mas pequeño. pero ahora con este articulo ya se algo mas de él, la verdad no me queda muy claro cuando es visible,pero no pasa nada;me ha sorprendido mucho sus picos de temperatura, no me imaginaba q al amanecer la temperatura fuera tan baja. ahora entiendo q en un hipotetico caso de q pudieramos vivir en otros planetas, nunca podria ser en mercurio. y tb me sorprende q si estubieramos alli el cielo lo veriamos negro,no entiendo muy bien pq, pero es una pena no poder ver nuestro cielo azul. por lo demas ya sabes, me encanta la parte de la mitologia, y las fotos tb q aunque no sean tan espectaculares como en otros articulos siempre son agradables. saludos bitacoriles

Saludos, querida amiga 🙂
El gráfico que he incluido inmediatamente antes de la fotografía del lanzamiento de la sonda MESSENGER te ayudará para saber cada avistamiento de Mercurio durante este año de 2.011.
Cuando los rayos del Sol llegan a nuestra atmósfera, son refractados repetidamente por las moléculas de nuestra atmósfera, fundamentalmente nitrógeno y oxígeno, causando ese color azul. Pero lo que vemos azul es … ¡la atmósfera!. Así es que, si no hay atmósfera, no hay nada que «colorear» por mucha luz que reciba.
Muchos besitos y hasta pronto.

Pues yo si que me pasaría un fin de semana mercuriano. Cielos oscuros, y sin ruidos por muchos vecinos que se tenga en la zona.
Un saludo desde Valencia.
Elías.

Claro, en el vacío no se transmiten los sonidos. Todo el ruido que se monta en la película de ficción de La Guerra de las Galaxias hubiera sido imposible, la lucha habría sido completamente silenciosa (qué crúo, decimos en Cádiz). 🙂 Saludos cordiales… amunt Valencia.

Hola amigo Galileo.
Me parece que a nuestro escurridizo planeta lo he visto alguna vez, en alguna puesta de sol pero, esta vez estaré muy pendiente para verlo cuando toque. Que seguro que tú nos dará un toquecito para decírnoslos, lo dejamos pendiente. Gracias y besos para todos los bitacoriano.

De aquí a un mes, querida Cari, tendremos a Mercurio sobre el horizonte del oeste, poco después del anochecer, a unos 10º de altitud y con magnitud visual +0.08, pero como siempre habrá que estar listos para poder «cazarlo».
Muchos besitos.

Hace aproximadamente 15 años que no veo a este planetita en los cielos!!!! en aquel tiempo viajaba en escursion escolar y justo antes de la salida del sol ahi estaba muy brillante; espero pronto volver a contemplarlo; saludos…….

Esté atento dentro de unos 20 días, pues a partir de ahí no será tan difícil que vuelva a verlo, esta vez en la puesta de Sol, al anochecer. Eso sí, no tendremos más de una hora cada día. Saludos cordiales.

Hoy lo he visto, Galileo!!! En la tan anunciada «Caravana de Planetas»: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y la Luna, una hora antes de la salida del sol, a simple vista. Valió la pena la madrugada y el frío (para ser un día feriado…). -y felizmente estaba despejado- Yo que siempre había pensado que por su proximidad al Sol no era visible a simple vista… el que me asombró fue Marte, tan paqueñito, yo lo había visto muuucho más grande. Se ve que ahora está muy lejos. De no haber sido por la información periodística, no lo hubiese reconocido.
Según informan, esto será visible hasta el martes… por si alguien se perdió la noticia.
Saludos cordiales

Desde mi casa, desgraciadamente, una maldita tapia me impide ver a los astros en el Este, hasta que toman cierta altitud sobre el horizonte, así es que me perdí esa preciosa conjunción que usted nos relata. Pero es una alegría saber que usted pudo disfrutarla, e identificar a tantos planetas tan cercanos en la línea visual. Enhorabuena, y un cordial saludo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subscribe

?
marcianito
250px-Galileo.arp.300pix