Publicado el 9 marzo, 2011 por bitacoradegalileo
Orión pisa sus talones, y sus perros, Canis Major y Canis Minor, tratan de apresarla, pero ella consigue noche tras noche alcanzar el ocaso del oeste, tras surcar todo el firmamento brincando desde oriente en constante peligro: Es la pequeña Liebre, la Constelación de Lepus, que entre las brillantes y amenazadoras Rígel, Saiph y Sirio logra salvar a sus más discretas pero hermosas estrellas, sus cúmulos, nebulosas y galaxias de las predadoras fauces de sus perseguidores. Arneb, Nihal, la Estrella Carmesí de Hind, el cúmulo globular M79, la Nebulosa planetaria del Espirógrafo, el delicioso cúmulo estelar NGC 2017 y sus demás componentes lograrán así salvar el pellejo refugiándose bajo el horizonte, al menos hasta la noche siguiente; el gigante cazador tendrá que conformarse con cenar un yogur, aunque sea caducado. Todas estas constelaciones se representan mirando hacia el oeste, pues es ésa la dirección que aparenta el movimiento del cielo al transcurrir de las horas, aunque sabemos que la causa real es la rotación de la Tierra hacia el este.
Situada entre 10 y 27 grados por debajo del ecuador celeste, Lepus se localiza muy fácilmente al sur de las dos estrellas que representan los pies de Orión, Rígel y Saiph, y al oeste de las brillantes estrellas Sirio y Mirzam, de Canis Major. Se puede observar, por tanto, desde toda la Tierra, a excepción de latitudes más al norte del paralelo +63º, en los últimos y primeros meses del año, hasta abril.
A pesar de la nitidez de sus estrellas más notables, que alcanzan la segunda magnitud, queda ensombrecida por el extraordinario brillo de sus más que importantes constelaciones vecinas. No obstante, La Liebre ya era conocida desde antiguo, y Ptolomeo la incluyó en su listado de 48 constelaciones clásicas, ya en el siglo II de nuestra era.
Actualmente, forma parte del listado oficial de 88 constelaciones de la IAU (Unión Astronómica Internacional), con el nombre oficial de Lepus, siendo su genitivo Leporis y su abreviatura Lep. Ocupa en el cielo una extensión de 290 grados cuadrados, la número 51ª en este aspecto. Hay que evitar confundirla con la más austral constelación de Lupus (el Lobo), que está situada entre Escorpio y Centauro.
Además de Orión al norte y Canis Major al este, la Constelación de Lepus es vecina de Monoceros (el Unicornio), también al norte, la Constelación del río Erídano al oeste, y las de Columba (la Paloma) y Caelum (el Cincel) al sur.
El primero que llamó a esta constelación la Liebre fue Eudoxus de Cnido, en el siglo IV antes de Cristo. Entre los árabes ha sido conocida como El Trono de Orión, por el cuadrilátero formado por las estrellas Arneb (Alpha), Nihal (Beta), Gamma y Delta Leporis. y también ha sido conocida como al-Nihal (Los Camellos sacian su sed), seguramente motivado por la cercanía de la Constelación del río Erídano, hasta que por fin adoptaron la interpretación de la Grecia antigua, y la denominaron al-Arnab (la liebre), de donde deriva el nombre de su principal estrella. Entre los egipcios, fue llamada La Barca de Osiris (representado por Orión), debido también a la proximidad del Erídano, que simbolizaba al río Nilo.
Varias estrellas y algunos objetos de cielo profundo de esta constelación, merecen una visita detallada. Entre las primeras, he seleccionado a las dos que tienen nombre propio, y que resultan ser las más brillantes, Arneb y Nihal, a Gamma como la doble más destacada, y a dos preciosas variables T Leporis y la estrella carmesí de Hind.
Principales estrellas
Arneb (Alpha Leporis o α Lep) es la estrella más importante de la constelación. Su nombre es el mismo que el de la constelación en lengua árabe: al-Arnab, y significa Liebre. Su luminosidad intrínseca es 13.000 veces más intensa que la del Sol, pero la distancia a la que se encuentra, unos 1.280 años-luz, hace que desde la Tierra la apreciemos con una magnitud visual de +2.58. No obstante, es la más brillante de Lepus. Se trata de una supergigante blanco-amarillenta, de tipo espectral K0I, cuya temperatura superficial es de 7.000 ºK. Es 75 veces más grande que nuestro Sol.
Nihal o Nibal (Beta Leporis o β Lep), de magnitud visual +2.84, es la segunda estrella más brillante de Lepus. Es una gigante amarilla, de tipo espectral G5II, y está a una temperatura superficial similar a la del Sol: 5.225 ºK, pero es 165 veces más luminosa, debido a que es 16 veces mayor. Su distancia a la Tierra es de unos 160 años-luz. Su nombre proviene de la antigua denominación árabe para esta constelación, y hace referencia a cuatro camellos que se encaminan a beber en el río Erídano.
Gamma Leporis o γ Lep es la tercera estrella de la Liebre, con magnitud visual +3.60. Es una doble muy fácil de observar incluso con binoculares, cuya componente principal es una enana amarilla separada por más de un minuto de arco de una anaranjada (catalogada como HD38392) de magnitud +6.28. El sistema está situado relativamente cerca de nosotros, a unos 27 años-luz, y Gamma A es muy parecida al Sol, sólo un 20 % más grande y un poco más caliente, 6.300 ºK, lo que le confiere una luminosidad 2.6 veces más intensa que la de nuestra estrella.
Carta de localización de R Leporis, la estrella carmesí de Hind
R Leporis es una estrella variable. Descubierta en 1.845 por el astrónomo inglés John Russell Hind, va oscilando desde la magnitud 5.5 hasta 11.7, en periodos constantes de 427.07 días, o sea, unos 14 meses. Se trata de una estrella de carbono, tipo espectral C6II, de un marcado color rojo conocida como la estrella carmesí de Hind, en honor a su descubridor, quien al observarla desde el ocular de su telescopio, la comparó a una gota de sangre. A medida que va perdiendo luminosidad, aumenta su tono rojizo, y se hace complicado encontrar otra luminaria más roja. Quizás, la estrella granate de Herschel, en la constelación de Cepheo, pueda ser comparada a R Leporis. La estrella carmesí es, en mi opinión, una de las más bellas del cielo. Catalogada como HD31996, está a la distancia de 1.100 años-luz, y su tamaño, también variable, equivale a unas 500 veces el del Sol.
Vale la pena, por último, rendir una breve visita a otra bellísima variable: La supergigante roja T Leporis, una estrella situada a sólo medio grado de ε Leporis y cuyo brillo oscila entre las magnitudes visuales de +7.4 y +14.3. Su temperatura superficial es extraordinariamente baja, en torno a los 2.800 ºK, y una de las estrellas más frías que pueden verse. Cada pulsación de T Leporis no resulta gratuita, pues le cuesta la masa equivalente a la de la Tierra, y consecuencia de ello es la enorme capa de polvo que la rodea, y que ha podido ser captada por el interferómetro instalado en el Very Large Telescope del ESO en La Silla (Chile). La estrella está situada a unos 500 años-luz de nosotros y su tamaño es 100 veces mayor que el del Sol.
Objetos de cielo profundo
La constelación de Lepus está situada relativamente lejos del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, unos 20 grados al sur del plano galáctico, así es que en esa dirección podremos encontramos objetos tenues y lejanos como galaxias, entre las que visitaremos brevemente a la espiral barrada NGC 1964, y un sólo cúmulo globular, M79, mucho más frecuentes en otras épocas del año, y esto explica también la ausencia de concentraciones de gas y polvo y de nebulosas, a excepción de la nebulosa planetaria del Espirógrafo, ni tampoco abundan los cúmulos galácticos, aunque sí mostraré al lector una excepción cuya contemplación resulta exquisita: NGC 2017.
Carta de localización del cúmulo globular M79
M79 (NGC 1904) es el único objeto perteneciente al Catálogo Messier de la constelación. Es una rara avis en esta región del cielo, pues la mayoría de los cúmulos globulares se concentran justamente en la dirección opuesta, en torno a la constelación de Sagitario y su vecindad. Así es que podemos decir que está en la trastienda del kiosco. Su distancia al centro galáctico es de más de 60.000 años-luz, y a nosotros de unos 42.000 años-luz. La línea imaginaria que une Arneb con Nihal apunta directamente a M79, así es que será muy útil utilizar a estas dos estrellas para encontrar al cúmulo, unos 4 grados al sur de la segunda. Su magnitud superficial es de +8.4 y ocupa en el cielo un tamaño aparente de unos 8 minutos de arco, que corresponden a un diámetro real de 118 años-luz. Es un cúmulo compacto cuyas estrellas más notables brillan en torno a la novena magnitud.
IC 418 es una nebulosa planetaria, llamada del Espirógrafo, situada 2 grados al noreste de Lambda Leporis. Este tipo de objetos consiste en una nube de gas expulsado por una gigante roja que agoniza en su interior, y el adjetivo planetaria sólo se debe a que cuando se descubrieron, a mediados del siglo XVIII, se creyó que albergaban a un planeta en su centro; tal suposición resultó errónea, pero persistió el nombre. En el caso que nos ocupa, la estrella central es de undécima magnitud, y el gas que expulsa se expande a una velocidad de 22 kilómetros por segundo. Sí, por segundo. Ocupa en el cielo un tamaño aparente de 14’x11′ de arco.
NGC 1964 es la galaxia más brillante de la constelación de Lepus. No obstante, se necesitan telescopios medianos para comenzar a observar un núcleo borroso, pues sus estrellas brillan a partir de la duodécima magnitud. Se trata de una galaxia espiral barrada que ofrece una magnitud conjunta de +10.8 de un tamaño angular de 5.6’x2.1′ de arco. NGC 1964 se aleja de nosotros a 1.663 kilómetros por segundo. No es un error mecanográfico.
Por fin, llegamos a NGC 2017, la guinda del pastel, de esta preciosa y sorprendente Liebre que enamora desde el principio. Este objeto, de sólo siete miembros, está considerado por algunos como una estrella múltiple, y no como un cúmulo, dado lo reducido del número de sus estrellas. Su magnitud visual de +6.4 permite que ya con binoculares puedan resolverse hasta cinco de ellas entre la 6ª y la 10ª magnitud. Con un telescopio de al menos 6 pulgadas (unos 150 mm), dos de las estrellas se observan como sistemas dobles, resultando por consiguiente un total de siete componentes para el cúmulo. La disposición de los miembros de NGC 2017 recuerda a una versión en miniatura de la constelación de Cáncer (véase el artículo sobre M44, el cúmulo del Pesebre).
Mitología
Eratóstenes, astrónomo que rigió los destinos de la fabulosa Biblioteca de Alejandría hacia el año 250 a.C., nos cuenta que Lepus es la liebre de Hermes, el dios mensajero provisto de alas en sus pies, representado por el planeta Mercurio; la Liebre fue colocada en el cielo por el dios como símbolo por su velocidad escurridiza, atributo común a ambos.
Higinio, ya en el siglo II de nuestra era, escribió que un joven arribó a la isla griega de Leros provisto de una liebre preñada. El animal no existía en el lugar, y sus moradores, al ver la facilidad con la que se reproducía, se aprestaron a domesticarla para su cría y explotación. Pero la excesiva proliferación del roedor hizo que pronto acabaran con las cosechas provocando una horrible hambruna. Hermes entonces colocó al animal en el cielo como advertencia de que todas las cosas, aún las más beneficiosas, son dañinas cuando exceden de lo razonable.
Pero la historia más conocida es la referida por Arato, en el siglo III a.C., mucho antes que la de Higinio, según la cual Lepus protagoniza una incesante carrera para evitar al Can Mayor que, con el cazador Orión y su otro perro, el Can Menor, tratan de cazarla. Pero yo confío en que la pequeña y veloz liebre burle de nuevo a sus ilustres perseguidores y siga deleitándome cada noche de los fríos inviernos boreales.
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Que simpática la Liebre y que lujo de presentador!.
Me da un poco de pena Orión, siempre persiguiendo a su amada Merope y sus perros persiguiendo la cena, vaya castigo le cayó.
Ya nos acercamos al equinocio y la Liebre dejará sitio a su otro depredador el Aguila y ahora ya tengo ganas de que llegue la noche para observar esa NGC 2017 que no conozco aún.
Gracias y no me canso de felicitarle y agradecerle su trabajo que hace que la afición se incremente.
Un abrazo.
Ojalá haya encontrado, o localice pronto, al cúmulo NGC 2017, y comprobará que su visión resulta exquisita.
Se acercan, efectivamente, los cielos de primavera, y no falta mucho para que nos abandone la Liebre hasta el próximo año. Una curiosidad: Según cuenta D’Arcy Thompson, ornitólogo francés del siglo XIX, las liebres odian el graznido de los cuervos, y por eso, según la leyenda, cuando Corvus anuncia su aparición por el horizonte del este, Lepus se esconde bajo el del oeste. La constelación de Corvus puede encontrarse al suroeste de la brillante Spica, la principal estrella de Virgo.
Muchas gracias a usted, amigo Umbriel, por su constante apoyo, que nunca me ha faltado desde los mismísimos albores de la bitácora. Un fuerte abrazo.
Querido Galileo, me ha hecho mucha gracia como explicas la constelacion de la liebre, siempre perseguida por sus depredadores los perros, pero la cual logra escapar cada noche dejandoles de cena a sus enemigos un yogurt caducado, jaja. pero en realidad me sorprende q esconda tantos secretos una constelacion aparentemente pequeña, donde solo es una apreciacion dada la lejania con nuestra via lactea, pero tiene estrellas inmensamente mas grandes q nuestro astro rey. para no variar me encanta la parte dedicada a la mitologia, y como cada constelacion y cada estrella tiene un huequito en ella. muchas gracias querido galileo, y hasta nuestro proximo encuentro en nuestra querida bitacora
Con todas las tonterías que escribieron los antiguos griegos con respecto a los cielos, ¿por qué no me iba a inventar yo lo del yogur?… jajaja. 🙂 Compruebo con satisfacción, querida Namobu, cómo vas aprendiendo a mirar ahí arriba con buen humor y con alegría, pues mucha gente se pone demasiado seria al hablar de las estrellas, y no. El rigor científico, el estudio objetivo del Universo no está reñido con un talante risueño y optimista. Besitos y hasta muy pronto.
Hola amigo Galileo, como otros bitacoriano ya te han comentado, la persecución del cazador siempre pisándoles los talones y jamás le darás alcance, ¿el yogur se lo llevamos? Como otras veces te digo el articulo fantástico, nunca le he puesto mucha atención a esta constelación y verdaderamente es bella, y tu tienes la habilidad de ponernos su localización tan fácil que espero poder verla cuando pase la borrasquilla.
Besos y hasta pronto, espero que el cielo nos de buenas localizaciones.
Espera también, mejor, a que la Luna empiece a menguar y a salir más tarde. Entonces encontrarás a la Liebre a los pies de Orión sin mayor dificultad. Un besito.
Entonces Orion quiere cazar esa liebre y le acompañan sus perros ayudandole. lo malo es que pronto Orion y Can mayor y menor y la liebre se alejarán y no los volveremos a ver sino hasta el invierno.
excelente articulo y muy interesante. saludos.
Desde luego, el cielo del invierno, que ahora nos abandona, es el más espectacular, pero no se desanime, porque el de la primavera también es muy interesante. Precisamente preparo un artículo sobre ello.
Muchas gracias, y saludos cordiales.
Espero con ánsias el día en que me pueda topar con esa preciosa estrella carmesí, pronto, muy pronto.
1 | ANGEL
9 marzo, 2011 at 23:17
Si algo me encanta de sus articulos es sin duda alguna las constelaciones, cada cual con sus interesantes estrellas y objetos de cielo profundo, conocîa la constelacion de la liebre pero nunca pense que fuera tan interesante; si usted escribiera un articulo por cada cosntelacion, estrella, nebulosa y galaxia, etc que hay en el universo, sin duda alguna me la pasaria leyendo dia a dia y semana tras semana. Una vez mas Reciba mis mas gratificantes saludos.
bitacoradegalileo
11 marzo, 2011 at 14:36
Los trabajos sobre constelaciones son los más laboriosos, sin duda, pero también los más placenteros en su redacción y diseño, precisamente por lo variado de su contenido; ya sabe que comienzo con una presentación a modo de introducción, luego hay una parte general, el informe sobre las principales estrellas, un análisis de los objetos de cielo profundo más notables y casi siempre termino con una sección de historia, leyendas o mitología. Todo eso suele ocupar unas 2.000 palabras, como media, y una treintena de ilustraciones. Me alegro que haya sabido usted valorar estos trabajos, y por todo eso se lo agradezco.
Un saludo muy cordial.